La noche es una mujer desconocida
Preguntó la muchacha al forastero:
-¿Por qué no pasas? En mi hogar
está encendido el fuego.
Contestó el peregrino:
está encendido el fuego.
Contestó el peregrino:
-Soy poeta, sólo deseo conocer la noche.
Ella, entonces, echó cenizas sobre el fuego
y aproximó en la sombra su voz al forastero:
-¡Tócame! –dijo-.
Ella, entonces, echó cenizas sobre el fuego
y aproximó en la sombra su voz al forastero:
-¡Tócame! –dijo-.
¡Conocerás la noche!
Pablo Antonio Cuadra
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